Las manos me duelen de intentar decirlo en letras
la boca me sangra de intentar decirlo en palabras
mi cama no consigue retener más gotas de sudor de tanto decírtelo con mímica
tus pecas son una permanente invitación a la lujuria
no hago más que codiciar tu rostro que me envuelve
tus labios carmesí, permanente sugerencia a la fruición
tu cintura de ensueño, decidida invitación a un orgasmo matinal.