Estoy presto a despertar... de repente me percato que ya es nuevamente hora de dormir
finito ciclo que me mantiene en el umbral
teniendo siempre mucho para hablar y poco que decir
pero no son estas palabras vacías, son palabras redundantes, pleonasmos que suplican ser atendidos, palabras que mueren como poemas al oído de una prostituta sorda
no es una intención inocua, porque me destroza la idea de no conseguir aliados, es el discurso de un mártir, el de alguien que murió para poder hablar.